martes, 16 de agosto de 2011

Literatura y ciudad (2)

Los donguis.
Juan Rodolfo Wilcock

2.
Balsocci .-¿Usted no advirtió nada raro últimamente en Buenos Aires?
Yo.-No, nada.
Balsa.- Vamos al grano (como si dicidiera rápidamente chupar un grano en un cráneo frondoso). ¿No oyó nunca hablar de los donguis?
Yo.- No. ¿Qué son?
Balsa.- Usted habrá visto en el subterráneo de Constitución a Boedo que el tren no llega hasta la estación de Boedo porque no está terminada, se para en una estación provisoria con piso de tablas. El túnel sigue y donde interrumpieron la excavación el hueco está cerrado con tablas.
Balsocci.- Por eso hueco aparecieron los donguis.
Yo.- ¿Qué son?
Balsa.- Ahora le explico...
Balsocci.- Dicen que es el animal destinado a reemplazar al hombre en la tierra.
Balsa.- Espere que le explico. Hay unos folletos de circulación restringida y prohibida que le condensan la opinión de los sabios extrnajeros y de los sabios argentinos. Yo los leí. Dicen que en distintas épocas predominaron distintos animales en el mundo, por H o por B. Ahora predomina el hombre porque tenemos muy desarrollado el sistema nervioso que le permite imponerse a los demás. Pero este nuevo animal que se llama dongui...
Balsocci.- Lo llaman dongui porque el que lo estudió primero fue un biólogo francés Donneguy ( lo escribe en un papel y me lo muestra) y en Inglaterra le pusieron Donneguy Pig pero todos dicen dongui.
Yo.- ¿Es un chanco?
Balsa.- Parece un lechón medio transparente.
Yo.- ¿y qué hace el dongui?
Balsa.- Tiene tan adelando el sistema digestivo que estos bichos pueden digerir cualquier cosa, hasta la tierra, el fierro, el cemento, aguas vivas, qué sé yo, tragan lo que ven. Que porquería de animal!
Balsocci.- Son ciegos, sordos, viven en la oscuridad, una especie de gusano como un lechón transparente.
Yo.-¿Se reproducen?
Balsa.- Como la peste. Por brotes, imagímese.
Yo.- ¿Y son de Boedo?
Balsocci.- Cállese, allí empezaron, pero después empezaron también en otras estaciones, sobre todo si hay túneles de vía muerta o depósitos subterráneos, Constitución está plagado, en Palermo, en el túnel empezado de la prolongación a Belgrano hay montones. Pero después empezaron en las otras líneas, habrán hecho un túnel, la de Chacarita, la de Primera Junta. Hay que ver lo que es el túnel del Once.
Balsa.- Y el extanjero! Donde había un túnel se llenaron de Donguis. En Londres, hasta se reían parece porque tienen tantos kilómetros de túnel; en París, en Nueva York, en Madrid. Como si repartieran semillas.
Balsocci.- No permitían que los barcos que llegaban de un puerto infectado atracara en esos puertos, temían que trajera donguis en la bodega. Pero no por eso se salvaron, están mejor que nosotros.
Balsa.- En nuestro país tratan de no asustar a la población, por eso no le dicen nunca nada, es un secreto que le confían solamente a los profesionales, y también a algunos no profesionales.
Balsocci.- Hay que matarlos pero quién los mata. Si les dan veneno se los comen o no se lo comen, como usted prefiera, pero no les hace nada, lo comen perfectamente como cualquier otro mineral. Si les echa gases los degenerados tapan los túneles y salen por otra parte. Cavan túneles en todos los lados, no puede atacárselos directamente. No se puede inundarlos o echar abajo las galerias porque se puede hundir el subsuelo de la ciudad. Ni qué decir que andan por los sótanos y las cloacas como Juan por su casa...
Balsa.- Habrá visto estos derrumbes de estos meses. Los depósitos de Lanús son ellos por ejemplo. Quieren dominar al hombre.
Balsocci.- Oh!, al hombre no lo dominan así nomás, no lo domina nadie, pero si se lo comen...
YO.- ¿Se lo comen?
Balsocci.- Y cómo! Cinco donguis se comen a una persona en un minuto, todo, los huesos, la ropa, los zapatos, los dientes, hasta la libreta de enrolamiento, si me perdona la exgeración.
Balsa.- Les gusta. Es la comida que más les gusta, mire que desgracia(...)

Fragmento

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